jueves, 14 de marzo de 2013

Ivánov, de Antón Chéjov


Escrita a los veintisiete años de edad, Ivánov es una obra de teatro en cuatro actos de Antón Chéjov. El personaje principal es Nicolái Alexéievich Ivánov, un hombre profundamente deprimido a sus 35 años de edad y miembro permanente del Consejo del Departamento de Asuntos del Campesinado. Según parece, Ivánov ha perdido la brújula de sus días, ya que ha pasado de ser un terrateniente próspero, de temperamento ardiente, a ser un hipocondríaco que se la pasa contagiando a quienes lo rodean con una forma desesperanzada de ver la vida. Además está inmerso en un mar de dudas y deudas y, como cereza de pastel, se siente culpable por haber dejado de querer a Anna Petrovna, su mujer, aun cuando ella está condenada a muerte por una enfermedad terminal.

Pese a todo, Ivánov no es un cínico, y huye de ella todas las noches para no caer en la tentación de odiarla. Sin embargo, Anna se apega a su marido y añora los viejos días en los que su Nicolái parecía un alazán incontenible, aquellos días en que aún la amaba. Y por ello Anna trata de hacer oídos sordos a las palabras del médico Lvov, empeñado, merced a su implacable “honestidad”, en hacerle ver que Ivánov es un advenedizo de la peor calaña que sólo buscaba la dote de Anna y, arruinados sus planes, ahora iba tras la de la joven Sasha, hija de uno de sus acreedores. 

La previsible muerte de Anna, las miradas irónicas de la gente cuando se enteran de su compromiso con Sasha y su propia visión sobre la absoluta inercia de las cosas, sobrepasarán al abatido Ivánov, quien cada vez más desesperado, optará por la única opción visible desde su abismal perspectiva. 

Quizás en Ivánov (Иванов, 1887) no logremos ver aún al mejor Chéjov, aquel que sería un punto de quiebre en la literatura algunos años más tarde, pero personajes como Borkin, pariente lejano del protagonista, o Kosyj, el irremediable ludópata, son guiños significativos en los que ya se presiente el llamado estilo «chejoviano».